Cuando la propietaria le pidió al arquitecto una casa con líneas curvas nunca hubiera imaginado que acabaría viviendo en una casa construida con los restos de un avión Boing 747.
En una topografía única sobre las colinas de Malibú se encuentra esta curiosa casa de diseño construida en 2013.
El arquitecto asegura que desde que empezó a idear el diseño, se fue haciendo patente que la idea de coger partes de un avión tenía sentido, incluso para ahorrar dinero y también para maximizar las vistas.
Como si estuviéramos flotando en un avión, las vistas panorámicas de la zona son una de las grandes características de esta vivienda que parece intentar que no existan las paredes. Los grandes ventanales son los protagonistas de todas las estancias desde el salón al dormitorio, permitiendo que pase la luz natural y fomentando la sensación de amplitud.
El diseño se fue amoldando a las partes del avión y los materiales se adecuaron a esa imagen industrial. Paredes de hormigón y columnas metálicas se distribuyen por toda la vivienda.
Otro de los pilares para la construcción de esta Wing House fueron las cuestiones medioambientales. Además de que el diseño busca estar lo más integrado posible con el entorno y que el material es en su mayoría reutilizado del avión, se incorporó energía solar, calefacción radiante y ventilación natural, así como acristalamiento de espejo térmico de alto rendimiento.