¿Cuándo comenzaste vuestro negocio y de dónde viene el nombre?

Abrí Aldebre en Zaragoza en septiembre de 2006, en la calle Aguarón del barrio Jesús, donde seguimos actualmente. Antes de abrir nuestra oficina trabajé de comercial en una empresa de construcción en la zona del delta del Ebro, en la provincia de Tarragona. Con el tiempo decidí abrir una oficina en Zaragoza para vender viviendas de las poblaciones costeras que conocía, puesto que estos destinos vacacionales son un punto de atractivo para Zaragoza.

El nombre proviene del área del delta del Ebro, que es la zona de playa en la que empecé mi actividad profesional como agente de la propiedad.

Pero actualmente no trabajáis con inmuebles de playa

Cierto. Poco tiempo después de comenzar vino la crisis económica, y con ella el bajón de ventas en segunda residencia. Entonces no contábamos con una cartera propia de clientes de vivienda local y tuvimos que adaptarnos a otros productos con mejor salida, como eran los inmuebles que empezaban a ser adjudicados a las entidades bancarias. Fue una manera de reinventarnos en un entorno económico que empezaba a mostrar dificultades en el sector.

Las viviendas procedentes de bancos ofrecían una financiación más sencilla de obtener y unos precios inferiores de los que el particular ofertaba, puesto que el vendedor no tenía asumido el descenso de los precios y los compradores encontraban mucha dificultad en acceder a una hipoteca.

Con el tiempo empezamos a atender demanda en el distrito donde estamos ubicados y poco a poco comenzamos a hacernos con una cartera de clientes lo suficientemente sólida como para centrarnos casi únicamente en el público del Rabal. El resultado fue bueno y esto nos permitió crecer y ampliar la plantilla. En este momento trabajamos seis personas en el despacho, entre comerciales y administrativos.

¿Dónde se encuentra Aldebre, considerando una trayectoria en constante adaptación?

Aldebre ha sabido especializarse en atender el mercado inmobiliario de La Jota, Vadorrey, Jesús y Azucarera, aunque comercializamos inmuebles en otras muchas zonas de Zaragoza. Efectivamente hemos tenido una trayectoria en la que nos vimos en la obligación de redefinir nuestra visión, hacer cuentas y tomar decisiones conforme la realidad económica iba evolucionando. Han sido años de incertidumbre y estamos muy satisfechos de haber llegado hasta aquí.

¿Cuáles dirías que son las claves de vuestra aceptación en el distrito El Rabal?

Pensamos que nuestra fortaleza está basada en la satisfacción del cliente, de hecho, siempre decimos que el mejor comercial que puedes tener es un cliente satisfecho. Gran parte de nuestros nuevos contactos acude a nosotros por recomendación de clientes previos, contentos con nuestro trabajo. Es muy importante dejar un buen poso en la gente. Esto se traduce en el hecho de que, por ejemplo, en muchas ocasiones encontramos una vivienda a un comprador y, tras la experiencia, nos la deja para gestionar.

Otra fuente de clientes que tenemos es la que nos llega a través de nuestras Redes sociales, donde buscamos ser bastante activos y cercanos. Es agradable ver que vienen a nuestra oficina por primera vez y es como si nos conocieran de siempre, gracias a toda la información que saben de nosotros a través Facebook, Twitter e Instagram.

Por otra parte, nos sentimos involucrados con este distrito, no solo a nivel profesional si no también personal. Por ejemplo, colaboramos con una iniciativa vecinal llamada “El ganchillo social”, una organización que promueve la acción ciudadana para impulsar el bienestar social de esta zona a través de pequeñas labores como ayudar a potenciar el comercio de barrio, recogida de juguetes y otras acciones de interés para el barrio. Creemos que es una buena manera de transmitir la idea de que, además de una buena labor profesional, también somos capaces de aportar cosas positivas a nuestro entorno.