Si eres de los que no pierde ni un minuto cuando tiene un día libre para irse a la montaña a estar en contacto con la naturaleza, te va a encantar esta vivienda tan original que se encuentra en un bosque de Gales.

En la zona la conocen como la casa flotante y es que lo más característico de su diseño es el módulo que se extiende sobre el río y la sensación de ligereza del edificio debido a sus grandes ventanas y a la falta de pilares en muchas de sus zonas.

Como suele pasar en estas construcciones, sus habitantes son una pareja de arquitectos que la diseñó como refugio familiar para las vacaciones en los que necesitaban huir del estrés de la ciudad y de su ambiente. ¡Y desde luego lo consiguieron! Es difícil imaginar una vivienda en la que la sensación de integración con el entorno sea tan natural sin renunciar a las comodidades de la actualidad.

La casa tiene más de 220 metros cuadrados repartidos en cocina-comedor, salón y cuatro dormitorios en tres plantas. Para ahorrar consumo y ser más respetuosa con el entorno se puede inhabilitar un ala completa de la casa si no hace falta tener todas las habitaciones en uso.

La luz tiene un papel protagonista en esta vivienda ya que los ventanales del techo al suelo la dejan pasar sin pudor y por ello, conforme cambia a lo largo del día, la sensación en las estancias va cambiando con ella. Madera, piedra y cristal son los materiales que predominan en toda la vivienda dándole un acabado rústico y natural acorde con su situación, sin embargo, decidieron amueblarlo con piezas modernas y coloridas creando un contraste perfecto. Una de las piezas más destacadas es la chimenea que no se apoya en el suelo.

La zona de la cocina es también un ejemplo de diseño moderno con estantes empotrados en la pared y el fregadero en una encimera de madera y frente a un gran ventanal con listones de madera que favorecen la sensación de verticalidad y altitud y que da al jardín trasero.

Los colores que eligieron para la decoración no hace más que incrementar la integración con el bosque ya que las paredes y elementos arquitectónicos son siempre de madera, negros o verdes, un buen ejemplo son las escaleras al aire.

Aunque cuando nos sentamos en el salón y podemos ver las nutrias nadar en el río nos da la sensación de estar aislados completamente de la civilización, en realidad la casa se encuentra a tan solo 8 kilómetros de la ciudad de Brecon.

Un refugio perfecto para respirar aire puro eso sí, ¡si no tienes vértigo!